El rol del castellano ha variado mucho en el sistema escolar del País Vasco Sur a lo largo del siglo XX. De modo general, en gran parte del siglo XX, fue la única lengua vehicular de un sistema escolar cuyo objetivo respecto al desarrollo lingüístico era la castellanización de la población infantil, también en el caso de miles de niños cuya lengua de socialización inicial en el hogar era el euskera. La excepción a este tipo de escolarización, substractivo en términos de bilingüismo (Lambert 1974; en Baker 2006), fueron proyectos educativos más o menos puntuales y exitosos donde el euskera fue la lengua vehicular (junto al castellano en algunos casos). Me refiero, por ejemplo, a: las escuelas de barriada en Bizkaia en las primeras décadas del siglo (Arrien 1983), la iniciativa de Elvira Zipitria en los años 50 para impartir clases en euskera en su casa de Donostia (Fernandez 1994), y la red de escuelas en euskera creadas a partir de los años 60 en todo el País Vasco (Basurko 1989). En cualquier caso, hubo que esperar hasta la recuperación parcial del autogobierno a finales de los años 70, cuando el Gobierno Vasco autónomo pudo empezar a desarrollar su propia legislación educativa-lingüística. Con el Estatuto de Gernika el euskera y el castellano fueron reconocidos como lenguas co-oficiales en las provincias de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Posteriormente, en 1982 se aprobó la Ley de normalización del uso del euskera, que ha regulado durante cuatro décadas la política lingüística gubernamental en áreas críticas para la revitalización del euskera como la administración, la educación, los medios de comunicación o la enseñanza del euskera a la población adulta. En el área educativa, la Ley de normalización de 1982, y el Decreto de 1983 sobre el uso del euskera y el castellano en la enseñanza no universitaria, establecieron
tanto el euskera como el castellano como lenguas vehiculares, a optar por los progenitores. Es decir, los progenitores podrían elegir el idioma vehicular, eso sí, en cualquiera de las opciones ambas lenguas deberían de ser enseñadas como asignaturas. Se trata de los modelos de enseñanza bilingüe A (castellano lengua vehicular), B (ambas lenguas vehiculares) y D (euskera lengua vehicular)
