Todo el horizonte de la escritura consiste en letras y toda escritura, según la lingüística descriptiva, es mera transcripción de lo que se habla. A partir de esta idea la autora recapacita sobre la relación entre habla y escritura, en base a una investigación que le permite ir más allá de las teorías al uso. Este trabajo sobre la escritura, rompe los esquemas, cuestiona paradigmas como los formulados por Saussure respecto a la racionalidad del alfabeto, a la vez que ilustra de manera creativa los métodos de fijación escrita del habla, o de la construcción de un texto correspondiente a lo dicho. Su original planteamiento resulta de vital importancia para las investigaciones en torno a la adquisición de la lengua materna y de la escritura, así como para la lingüística del discurso y la pedagogía de la escritura.